Nuestro amigo David Prieto Martín , fliscorno de la banda nos ha hecho llegar este relato de sus experiencias en esta Semana Santa y en general desde que entro a formar parte de esta gran familia , es un texto que relata exactamente los sentimientos que todos hemos vivido en este tiempo de retorno , gracias David por expresar en un texto lo que todos sentimos por dentro , aquí os lo dejo.
Ya, con una Zamora vacía, ya con
una ciudad que retoma el pulso habitual de su vida simple, ya con el bullicio
pasado de su Santa Semana coronado por las salvas del Resucitado en la plaza
Mayor; los sentimientos se agolpan en mi corazón y, posiblemente en mi alma.
Esta ha sido una Semana Santa
diferente. Mi Cuaresma ha durado 7 meses.
Allá por primeros de septiembre
acudía al primer ensayo de la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo del
Perdón, invitado por un buen amigo. No sé por qué, pero en ese primer ensayo ya
me sentí arropado por un grupo de desconocidos.
En mi vida había tocado un
instrumento de metal, pero siempre me había impactado el sonido potente de la
trompeta. Recuerdo que me dejaron una, vieja, picada y con un tercer pistón que
se atascaba. Con este instrumento, deficitario y falto de belleza, aprendí a
emitir las primeras notas, broncas y duras. Pero poco a poco, con trabajo en
los ensayos y con dolores de cabeza en casa, conseguí que el sonido fuera
fluyendo, cada vez más dulce.
Una vez que aprendí lo fundamental
del manejo de la trompeta, y debido a las condiciones poco propicias que tenía
la mía, me cambiaron de instrumento. Al principio me mostré reacio; pues me
dieron un fliscorno, pero al paso del tiempo, le cogí hasta cariño. Tenía un
sonido más redondo y grave que la trompeta, y sentía que iba más acorde
conmigo.
Recuerdo también, el primer día
que me puse el uniforme. Distinguido e impoluto. Al mirarme en el espejo sentí
un cosquilleo en el estómago.
Y por fin llegó el ansiado momento
del estreno en nuestra casa, en la Semana Santa de Zamora.
Porque todos los
miembros de la banda somos zamoranos y vivimos la Pasión como cualquier
zamorano. Qué mejor día de estreno que el Domingo de Ramos.
Limpiar y abrillantar el
fliscorno, ponerme el uniforme, colocar las galas, pasar el ceñidor, calzar los
zapatos y abrochar la guerrera; y por último la gorra. Atril, boquilla y
partituras.
El día del estreno fue especial. Aunque
no pudiésemos acompañar a la Borriquita por las calles de Zamora debido a la
lluvia, nunca, en los casi 33 años que tengo, había vivido un Domingo de Ramos
semejante; con tantísimas emociones: ilusión, decepción, tristeza, orgullo… AGRADECIMIENTO.
Posiblemente sea esto último lo
que más me motiva de tocar, vivir y sentir con la Banda de “los del Perdón”. He
conocido personas maravillosas, con una ilusión por contribuir a una causa
común que no he visto en ninguna de las agrupaciones de gente en las que he
estado. Con una capacidad de autocrítica asombrosa y unas ganas inmensas de
mejorar día a día. Si bien es cierto que también hay problemas (no podía ser de
otro modo cuando participas con más de 60 personas), problemas a los que se
intenta buscar solución.
GRACIAS, “hermanos” de la familia
del Cristo del Perdón, por todos los buenos ratos que he pasado, y espero
seguir pasando junto a vosotros. Seamos conscientes de que por lo que luchamos
y con lo que disfrutamos es con la música de Pasión; junto a otras personas.
GRACIAS por hacerme sentir uno
más.